Hoy empieza el verano y aquí estoy, bendiciendo el Mediterráneo, acogida por esta Bahía de Palma, bendiciendo la tierra de mi abuela paterna.
Había, hay y habrá algo de mi por estos lares.
Son años de crecimiento, ocho años creciendo en este lugar.
Trabajando, estudiando, analizando el tema del hábitat sano. Venía con esto desde Argentina.
Buceando conmigo para reencontrarme.
Esta es época de reencuentro y brindo por ello.
La Patagonia argentina me abrió caminos, agudizó mi estado de conciencia. Vaya un entrañable abrazo para El Bolsón, sus habitantes visibles e invisibles.
Por estos días me he cruzado con Marta Povo (geocromoterapeuta y mucho más, mucho más, ver sus webs) y he podido materializar algo que me rondaba desde hace tiempo: no hago sólo Feng Shui.
Las consultas que me hacen, soy consultora además de arquitecta, forman un todo, una sumatoria de partes que tienen que ver con el Feng Shui, la geobiología, las tecnopatías, la iconografía, el interiorismo, el paisajismo. Desde ahora lo llamaré Feng Shui Integral,como lo llama Marta.
Pero también he incorporado Medicina del Hábitat. En ella se aplica Geocromoterapia.
La Geocromoterapia utiliza 74 arquetipos aplicados a las personas, y a la medicina del Hábitat aplica 28.
El principio es el mismo, utilizar la forma, el color y la luz para equilibrar los espacios. Son filtros de una gelatina transparente que se colocan en el hábitat después de testear cada caso en particular.
Da respuestas a geopatías que afectan a alguno de los habitantes del lugar.
Respuesta a contaminación electromagnética.
A contaminación psíquica ajena.
A contaminación psíquica propia.
Y así, hilando e hilando, se aplican los filtros necesarios, cada uno con su forma geométrica corespondiente y el color adecuado para ese tema específico.
Se testea el tiempo a ser utilizado y cantidad de flashes que lo activarán (en el caso de que se apliquen en un lugar donde no hay luz natural).
He experimentado su uso en mi casa-despacho y el cambio ha sido sustancial. Una energía prístina ha invadido cada rincón.
Hace tiempo que la trabajaba, pero no había obtenido resultados tan concretos.
Analizando descubrí que estaba impregnada de contaminación psíquica ajena. Esto tiene que ver con la impronta que dejan los habitantes anteriores, con la memoria del lugar. Dolores, problemas, alegrías, quedan en cada poro de la casa.
Coloqué 7 filtros en 7 sitios que busqué primero en el plano y en la vivienda luego. Fueron 9 días de limpieza, y el décimo día los saqué y los arrojé a la basura, por que quedan muy cargados. Pregunté cómo había quedado todo y la respuesta fue: Impecable.
Había utilizado el Heptágono Morado, que es un decodificador. Por lo tanto se lo coloca solo para que trabaje, porque si colocamos algún otro lo decodificaría.
Luego testeé para ver si necesitaba algún ajuste más, y deberé colocar dos tipologías que tienen que ver con un par de ajustes internos que necesito, porque los filtros en el hábitat actúan también sobre los chakras de las personas..
Estoy en un estado de claridad y alegría que hace tiempo no era tan contínuo como en estos días.
Y de agradecimiento permanente.
Y de reencuentro con mi luz interior.
Sé que lo que hago es bueno.
Sé que no equivoqué el camino.
Que transité por unos cuantos que me conducían y conducen a esto que hago que me gusta tanto.
Medicina del hábitat
Plasmar sitios sanos, saludables, armoniosos, este es mi trabajo.
Como dice mi última maestra:
"De qué sirve sanarnos fuera si volvemos a casa y la casa está enferma y nos enferma de nuevo".
En honor a mi amigo Marcelo Tanco, que con tanto cariño me regaló el I Ching hace muchos años, va una frase cuya transcripción leí en un libro de Marta Povo:
"Toda etapa alcanzada se convierte a la vez en preparatoria para la siguiente, y así el tiempo ya no constituye un obstáculo, sino el medio para la realización de lo posible"
Arquitecta y Consultora