Empezó el 2018
Todos pensamos en qué pedirle y siempre tiene que ver con la salud, el trabajo y la felicidad.
Vaya pues en esta nota (escrita hace un tiempo), la síntesis y la respuesta a todos nuestros pedidos.
TRABAJAR EN ARMONÍA
Partamos de la base que nuestros espacios de
trabajo, que pueden ser tiendas, oficinas, comercios, despachos, y en esta nueva era, nuestra
vivienda; deben estar en armonía.
Transcurrimos en ellos, por lo menos 1/3 de
nuestro día. Esto suma muchas horas a lo largo del año y de nuestras vidas.
En ellos generamos ideas, las materializamos,
damos forma a nuestras creaciones de toda índole, ofrecemos a la venta lo que
otros crean
Intercambiamos energía, adrenalina, dinero, damos,
nos llega…………
Nos relacionamos con nuestros compañeros, con
nuestros jefes, con nuestros clientes.
Todo un rompecabezas, ¿verdad? Una sumatoria de
variables en un entorno que a diario nos cobija, con sus paredes, objetos y
herramientas de trabajo.
Si las piezas encajan, todo es armonía. El
equilibrio nos saluda a diario.
Ganancias, fluidez, alegría, serán nuestra moneda
corriente.
Pero si algo sobra, o falta, podemos sentir
estrés, agobio, pérdidas.
¿Qué es lo que marca la diferencia?
Si sabemos que hay gente que disfruta trabajando,
por qué hay otros que no quieren ni salir de la cama cada día. Por qué vemos
comercios donde siempre hay gente y ganancias y otros que dan tristeza, y hasta
nos provocan repelús entrar a ellos.
Podemos empezar por chequear cómo fluye la
energía en nuestros espacios de trabajo.
¿Cómo hacemos este ejercicio?
Si visualizamos la energía como agua, debe fluir
por todos los rincones sin estancarse y llegar a todos los sitios que ocupan
nuestro lugar de trabajo (despensas, baños, depósitos, etc.)
El exceso de objetos, de género, de documentación
que ya no nos sirve, puede deteriorar el flujo de la energía, bloquearla.
Recorramos juntos un espacio cualquiera para
ejemplificar lo expuesto.
Si entro en una tienda abarrotada, no veo, no
sirve, no tengo el aire suficiente para observar y determinar que es “aquello”
lo que quiero, que oculto allí está lo que vimos en el escaparate hace una
semana.
¿Qué hacer ante este panorama? ¿Debemos adoptar
el minimalismo entonces? No, no necesariamente.
No se trata de mostrar un solo objeto. Esto puede
suceder cuando vendemos un solo producto muy exclusivo, y no es lo más popular.
Pero si hay un primer “remedio”: orden
e inteligencia
El
orden permite que la energía fluya. Desatasca, es como cuando limpiamos una
desagüe pluvial que se desbordaba cada vez que llovía, la felicidad nos invade
la primera vez que vuelva a llover, por que le hemos devuelto a la cañería su
función primigenia.
La
inteligencia la usamos para mostrar y exhibir el género que
decidimos vender en ése momento y si trabajamos con la creatividad, será aquello
que hable de nosotros.
Pensemos qué imagen podemos dar a los demás si no
hay claridad y síntesis, es evidente que sólo aparecerá confusión y caos en primer
plano, y esto no es precisamente lo que necesito transmitir.
Planteemos otra posibilidad real.
Si estoy en una oficina donde la distribución del
mobiliario no es la óptima, donde el “orden” no abunda, es posible que llegue
del trabajo agobiado y que sea menos productivo de lo que realmente soy.
O que saque chispas en cada roce con mis
compañeros y jefes.
Los espacios confusos no permiten trabajar con
claridad (ni pensar ni actuar).
Si éstas son mis sensaciones, tendré que observar
mi oficina, despacho, a vuelo de pájaro, para saber cómo reubicar el
mobiliario, reordenando, dejando que la energía fluya y nos “vivifique”
a todos los que coincidimos allí diariamente.
Qué pasa entonces cuando hilo más fino y chequeo
los materiales que me rodean, qué colores utilizo, qué luces tengo.
Puedo “jugar” con los colores, equilibrarlos para
que generen áreas de mayor actividad y áreas más reflexivas. Qué fondo le daré
al objeto que muestro para que éste no desaparezca, ya que sería el opuesto a
nuestras intenciones y necesidades.
La iluminación juega un rol importantísimo en
nuestros sitios de trabajo. Puedo mezclar las difusas con las puntuales, “elevar” la energía a partir de una luminaria
dirigida a un sitio de baja vibración (un baño sobre nuestro lugar de trabajo,
por Ej.)Puedo envolverme con la intensidad exacta que necesito para no
deslumbrarme.
Otra variable a tener en cuenta es: ¿todo es
artificial o hay elementos vivos, prepondera mucho un elemento?
Si nos detenemos y observamos qué materiales
“abundan”, nos daremos cuenta que posiblemente estemos delante de un
desequilibrio.
En Feng Shui y en Medicina del Hábitat siempre
chequeamos tener en armonía los cinco elementos y el equilibrio entre el yin y
el yang (masculino-femenino, oscuro-brillante).
Estos son: fuego,
tierra, agua, madera y metal. Debemos convivir con todos y sacar o agregar
para que los cinco estén en equilibrio.
Utilizamos además del elemento en sí, formas y
colores para su materialización. Para ejemplificar, si percibo un exceso de tierra, deberé compensar con madera que se nutre de ella y con agua que la diluye, para bajar la
energía tierra.
Pueden aparecer aquí los elementos “vivos”, como
una planta (madera) que además
pueden absorber las radiaciones electromagnéticas que nos contaminan, y una
fuente con agua en movimiento o una acuario con los cinco elementos……algo que quizás nunca se nos haya ocurrido como
posibilidad y que cuando lo colocamos nos cambia el C’hi (energía vital).
Debemos tener en cuenta también en los sitios de
producción y de trabajo si permanecemos muchas horas sobre áreas geopatógenas (lugares de la tierra que enfermen).
Esto se puede saber a partir de la radiestesia, saneando
y evitando enfermedades con distintas técnicas a aplicar.
Se pueden generar espacios óptimos usando Feng
Shui y Medicina del Hábitat.
Y esto no quiere decir cambiar de sitio, ni
mudarse ni hacer grandes obras como todos piensan con un poco de susto,
comprensible si nos altera la
producción.
Lo lograremos a partir de la observación del “todo” para restaurar el equilibrio y
la armonía de las “partes”.
La abundancia y la prosperidad, pueden llegar sin
dificultades a nuestras vidas
No lo dejemos librado entonces a la buena o mala
suerte. Esto no existe.
Sólo hay que poner la “intención” y manos a la
obra
Tomemos conciencia de que nuestro sitio de
trabajo es también nuestra tercera piel, para disfrutar de lo que hacemos
diariamente y transitar con dicha por este planeta.
Mirta Castanheira Labbate
Arquitecta & Consultora
Especialista
en Feng Shui y Medicina del hábitat
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